Título del artículo: "Las artes marciales, su origen y actualidad: Una visiónenfocada en El Judo, Karate y Wushu"
(Extracto)
orientando | Temas de Asia Oriental, Sociedad, Cultura y Economía
Autores:
- Sara García Isidoro
- Francisco Miguel Tobal
- Pilar Martín Escudero
- Carlos Gutiérrez Ortega
- Víctor Omar Castellanos Sánchez
Fecha: 26/04/2015
Enlace: https://orientando.uv.mx/index.php/orientando/article/view/1563
El Taichi es el arte marcial de la escuela interna más conocido y el más estudiado (Bu et al
2010), también uno de los más practicados junto al Qigong.
Es un ejercicio antiguo consistente en movimientos lentos y
relajados para un auto desarrollo total; para el cuerpo es un ejercicio, para
la mente es un estudio en concentración, para el alma es un sistema de
meditación espiritual (Kuramoto 2006).
En el año 2008, se estimaba que había unos 2.5 millones de practicantes
de Taichi y medio millón de practicantes de Qigong que lo hacían por motivos de
salud (Birdee et al 2009).
El nombre completo del Taichi es Taichi chuan (en pinyin, Taijiquan),
significando Taichi: “último, supremo” y chuan “boxeo”, por lo que su nombre
vendría a significar “Boxeo supremo” (Kuramoto 2006; Hong y Xiang Li 2007).
Nació alrededor del siglo XIII (Bu et al 2010) y la leyenda dice
que su creador, el monje taoísta e inmortal Zhang Sanfeng, se inspiró al
observar la lucha entre un cuervo y una serpiente.
Cuando el monje presenció este acontecimiento, decidió crear
un estilo “grácil como el cuervo y preciso como la serpiente”.
En su origen el Taichi es una sucesión de técnicas de
combate, pero su pasado marcial se ha ido olvidando y los entrenamientos se
concentran en la coordinación, la flexibilidad, el equilibrio y el
mantenimiento de la postura (Buschbacher y Shay 1999).
Cada movimiento de Taichi es una serie de secuencias
coordinadas, se suele llamar meditación en movimiento ya que se realiza en una
concentración total. La calma interior requerida estimula el flujo del Qi, la
energía vital que según la filosofía china mantiene y mejora la vida (Kuramoto
2006).
Un practicante de Taichi debe mantener siempre la espalda
recta, los hombros relajados y deprimidos, y el codo delicadamente pegado al
cuerpo. Ante un adversario, las posturas no naturales se evitan girando el
cuerpo y cambiándolo a otras posiciones. Esto produce una postura relajada y
permite un uso óptimo de las manos durante un tiempo prolongado, mientras la
mente se mantiene en alerta máxima (Yip 1988).
El cuerpo está naturalmente extendido y relajado, situado en
una posición de semi-sentadilla, la mente está tranquila, pero alerta; los
movimientos son lentos, suaves y bien coordinados en la ejecución de las
diferentes formas (Hong y Xiang Li 2007).
Las series de movimientos son realizadas de forma lenta y
secuencial y se agrupan en formas, al igual que en los estilos externos. Las formas
difieren en el número de movimientos y en la secuencia de estos últimos, de tal
modo que las hay desde 8 movimientos hasta más de 100. Muchas de las posiciones
obtienen nombres que hacen referencia a la naturaleza, tales como “Coger la
cola del pájaro” o “Acariciar la crin del caballo”.
Los movimientos son rítmicos y circulares y cada postura
pasa suavemente a la siguiente siguiendo la secuencia de la forma (Field 2011).
Según la medicina tradicional china, las 108 formas del Taichi chuan movilizan
el Qi mediante un movimiento lento y relajado que se guarda en “Tan tien”, un
centro de energía que está justo bajo el ombligo (Koh 1981).
En el desarrollo del Taichi se han formado diferentes
estilos, tales como Yang, Chen, Wu y Sun.
Todos los estilos de Taichi se realizan de pie y se pueden
practicar solos o acompañados.
Hoy en día este arte marcial tiene millones de participantes
repartidos por todo el mundo y es una de las formas de ejercicio más
practicadas entre los ancianos.
En sus orígenes, la práctica del Taichi se realizaba para
mejorar la condición física y practicar técnicas de combate.
Sin embargo, con los años se ha ido practicando más para potenciar
la homeostasis del cuerpo con su entorno (Hong y Xiang Li 2007).
Desde su origen, el Taichi ha estado muy enfocado al mantenimiento
de la salud, por el precepto taoísta de la búsqueda de la “inmortalidad”. El
desarrollo de la dualidad cuerpo-mente es más importante en este arte marcial
que la práctica de las técnicas de auto defensa. El objetivo del Taichi es
moverse dentro de las posibilidades de cada uno, el practicante no debe sentir
dolor.
Aunque los resultados tarden algunos meses de entrenamiento
en aparecer, cuando lo hacen son la puerta de entrada a una mejor calidad de
vida (Gorman 2002).
Aunque el Taichi no se considere tan demandante físicamente como
otras artes marciales, cada postura requiere una concentración considerable y
hace falta mucho tiempo de práctica para dominar cada forma.
Las formas de Taichi normalmente son enseñadas en clases de
40 a 60 minutos que pueden ser de dos a tres veces por semana. Las clases
comienzan con un calentamiento que prepara físicamente para realizar los
ejercicios de manera correcta, aguantar las posturas y aprender las formas. Una
vez que éstas se han aprendido, se pueden practicar en casa (Field 2011).
El Taichi mejora el equilibrio, disminuye el miedo a las
caídas, mejora la fuerza, mejora la movilidad funcional, mejora la flexibilidad,
el bienestar psicológico, disminuye el insomnio y desarrolla la función
cardiovascular (Kuramoto 2006).
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