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martes, 7 de junio de 2022

DOCUMENTO. UNA VISIÓN DEL JUDO, KARATE Y WUSHU SEGÚN DIVERSOS AUTORES (Extracto) (I)



Título del artículo: "Las artes marciales, su origen y actualidad: Una visiónenfocada en El Judo, Karate y Wushu"

(Extracto)

orientando | Temas de Asia Oriental, Sociedad, Cultura y Economía

Autores:

  • Sara García Isidoro
  • Francisco Miguel Tobal
  • Pilar Martín Escudero
  • Carlos Gutiérrez Ortega
  • Víctor Omar Castellanos Sánchez

Fecha: 26/04/2015

Enlace: https://orientando.uv.mx/index.php/orientando/article/view/1563


INICIO Y EVOLUCIÓN DE LAS ARTES MARCIALES CHINAS EN ESPAÑA


Los primeros indicios datados de artes marciales en China se remontan al año 2600 a. C. (Koh 1981), mucho antes de la introducción del budismo en este país, por lo que Bodhidharma no podría haber introducido las artes marciales en la nación, aunque se le podría conceder haber sido el primer maestro de un estilo nuevo de Wushu. Es muy posible que estas disciplinas se originasen en la India con el Kalarippayatt, un arte marcial originario del sur del país y, aunque no puede datarse su origen con exactitud, sus principios son realmente parecidos a los de las artes marciales chinas. Algunos ejemplos serían los movimientos de imitación animal, las técnicas que basan su efectividad en la anatomía corporal y en la energía interna, la importancia de la tradición y la necesidad de traspasar los conocimientos a las jóvenes generaciones (Villamón-Herrera 2003).


Estos deportes no fueron muy conocidos en occidente hasta los años 60, con la inclusión del Judo como deporte olímpico en Tokio (1964), lo que impulsó extraordinariamente su popularidad, además, contribuyeron a ella otros factores como la emigración de ciudadanos chinos y japoneses a occidente, la permanencia de tropas militares aliadas en Japón y Corea tras la Segunda Guerra Mundial, el elevado prestigio socio-económico de Japón y otros países del bloque del Este asiático, o el descubrimiento por parte de los occidentales de la cultura oriental (Villamón-Herrera 2003).


Según datos de las federaciones, el Judo apareció en España en los años 50, gracias al maestro Alfredo San Bartolomé, proveniente de Perú; y el Karate hizo su debut en los años 60 gracias a maestros orientales que se instalaron en España y la los judokas: Manuel Palacios y Luis Zapatero. Ambos deportes comenzaron como parte de la Federación Española de Lucha; desde entonces, muchos judokas y karatekas se dedicaron a entrenar en estos deportes bajo el amparo de las federaciones.


Por el contrario, los orígenes del Wushu en España no son tan claros. Los maestros más experimentados cuentan que llegó a España entre los años 1973 y 1975 con el cine de artes marciales. En esos momentos no había maestros de Wushu, por lo que practicantes de Judo, Karate, Tae Kwon Do y lucha, empezaron a copiar los movimientos que veían en la pantalla y a desarrollar estilos propios. Ya en los años 80 arribaron los primeros maestros de China de la zona de Hong Kong y Henan, para emprender la enseñanza de auténticas artes marciales chinas (estilos del sur y del norte respectivamente). Cabe destacar la labor del maestro Fang Xing Ming, que al llegar a España comenzó a impartir clases de Wushu gratis, en el madrileño Parque del Retiro. De esta forma hubo españoles que iniciaron el aprendizaje de artes marciales chinas y viajaron hasta ese país para formarse a partir del año 1986.


DIVISIÓN DE LAS ARTES MARCIALES SEGÚN LOS SIGUIENTES 3 CRITERIOS:


Las artes marciales se pueden dividir de distintas maneras atendiendo a diversos criterios:


1º.- En cuatro grandes grupos según las técnicas utilizadas (Terry 2006), aunque hay que tener en cuenta que lo más común es que las características de todos estos grupos se vean mezcladas en mayor o menor medida en todos los estilos:

• Sistemas basados en golpes: (Wushu, Karate)

• Sistemas basados en agarres y proyecciones (Judo, Aikido)

• Sistemas basados en el uso de las armas (Kendo, Hamkumdo)

• Sistemas basados en el mantenimiento de la salud (Taichi, Qigong)

2º.- Artes marciales internas y externas, una división más tradicional.

Las externas están basadas en la generación de fuerzas contra un objetivo externo (Karate, Judo, Wushu), mientras que las internas se basan más en el cultivo de la energía corporal, la regulación de la postura mediante ejercicios respiratorios y movimientos para alcanzar beneficios personales de tipo meditativo y para la salud (Taichi, Qigong, Bagua) (Gorgy, Vercher y Coyle 2008).

3º.- Las de golpear y las de agarrar.

De esta forma, se puede resumir que el Judo es un deporte de agarre con un énfasis técnico en proyecciones dinámicas y presentaciones, el Karate es un ejercicio de golpeo con importancia técnica en puñetazos y patadas; el Wushu es un ejercicio de golpeo con hincapié técnico en puñetazos, patadas y acrobacias (Nishime 2007).


TÉCNICAS BÁSICAS


Las técnicas básicas de las artes marciales son comunes a casi todos los estilos e incluyen bloqueos, golpes, volteretas, agarres y proyecciones, así como ejercicios que entrenan la coordinación, el equilibrio, la velocidad, la sincronización y otras habilidades necesarias para practicar estos deportes.


Todas las partes del cuerpo pueden ser usadas para el ataque y la defensa; los golpes, bloqueos y agarres suelen realizarse con los miembros superiores e inferiores.


El miembro superior suele usarse para golpear, agarrar o bloquear. La mano suele usarse en posición de puño o extendida aunque hay una gran variedad de formas en las que puede posicionarse para atacar o defender. Los dedos también se usan para golpear, siendo su posición en “punta de lanza” la más común para alcanzar este objetivo. Las eminencias tenar e hipotenar de la mano se suelen usar para golpear de canto, mientras que son las partes radiales y cubitales de los antebrazos las que llevan a cabo la mayoría de los bloqueos, éstos, se realizan de forma superior, inferior o a los lados, pudiendo ser las técnicas muy estrictas en cuanto si se diferencia el cúbito o el radio como hueso con el que se realiza el bloqueo. Otras partes del brazo tales como el antebrazo y el codo también se usan para golpear, así como los nudillos y el dorso de la mano.


Las técnicas básicas de piernas incluyen patadas en todos los ángulos y direcciones, paradas, barridos y golpes con las rodillas, las espinillas y varias partes del pie.


Las caídas, ya sean accidentales o tras recibir una técnica son muy comunes; saber cómo caer bien es una parte muy importante del entrenamiento. Dominar estas técnicas da la oportunidad a los practicantes de artes marciales de evitar lesiones en los entrenamientos y competiciones. Aunque cada estilo enseña y utiliza un modo de caída, los principios son similares. Es importante cerrar la boca con los dientes apretados para no morderse la lengua. Las volteretas no acrobáticas suelen utilizarse para evadir un ataque o una llave; si se pierde el equilibrio en algún momento, éstas evitan lesiones y caídas no planeadas, se pueden hacer hacia delante, hacia atrás o a los lados.


LAS ARTES MARCIALES CHINAS. ORÍGENES Y ACTUALIDAD


Constituyen una gran variedad de sistemas de artes marciales originados en China. Aunque se suelen denominar KungFu, en realidad este nombre es erróneo.


KungFu solo significa “tarea” o “habilidad”, es más adecuado denominarlas como Wushu, que significa “arte de la guerra”. Estas disciplinas se basan en parte, en la imitación de movimientos de animales y tienen una gran influencia de las religiones budista y taoísta (Villamón-Herrera 2003)21. Sus movimientos son más fluidos y suaves que los de otras artes marciales pero igualmente efectivos, pese a que a veces se dé más importancia a la coordinación que a la autodefensa (Buschbacher y Shay 1999).


Se estima que aparecieron en China alrededor del año 2600 a. C. (Koh 1981), y desde ese momento han ido evolucionando, diferenciándose paralelamente dos grandes grupos de estilos, los que utilizan golpes (por ejemplo, el Sanshou) y los que utilizan agarres y proyecciones (por ejemplo, el Shuai Jiao) (Villamón-Herrera 2003).


Una división más detallada desarrolla cuatro estilos diferentes: lucha, pugilismo, lucha con armas y arquería (Koh 1981).


En un principio, surgieron de la necesidad pura de sobrevivir y auto-defenderse, proteger a las poblaciones de ataques y usar las armas para cazar.


Su evolución a lo largo de las diferentes dinastías es un reflejo de las necesidades tanto de los practicantes de forma individual como de la sociedad.


Al igual que les ha pasado a muchas artes marciales, ha habido diferentes periodos de la historia en las que el Wushu ha pasado de estar potenciado a estar prohibido y a estar potenciado otra vez, lo que ha hecho que su evolución en diferentes estilos sea muy rica y variada.


Muchas escuelas y ramas diferentes se fueron desarrollando a la vez que los diferentes estudiantes fueron perfeccionando sus propias técnicas.


Durante las épocas de cambio político, varios practicantes emigraron de China a países vecinos donde continuaron practicando y enseñando, desarrollando así nuevas artes marciales. Así nacieron el Karate en Okinawa o el Tae KwonDo en Corea (Tsang et al 2008).


Ya fue en el siglo XX cuando los maestros de Wushu, con la aprobación y el apoyo del gobierno, pudieron revisar, codificar, modificar las rutinas de entrenamiento así como las formas y abrir el primer departamento formal de Wushu en la Universidad de Nanking, a finales de la década de 1920.


En el año 1950 se presentó ante el gobierno formalmente como deporte y comenzó a tener competiciones organizadas (Martinez 2009).


El Wushu ha tenido mucha influencia de los elementos místicos y religiosos, tales como el simbolismo natural.


Las artes marciales chinas (taoístas y budistas) imitan a los animales y a los fenómenos naturales. Además de la forma de golpear (con las manos en forma de zarpa de tigre o garra de águila) alterna movimientos suaves y lentos con otros fuertes y enérgicos, posiciones altas y bajas, imitando los opuestos que se dan en la naturaleza.


Las dos escuelas más importantes se originaron en monasterios de dos religiones diferentes: Shaolin (budista) y Wudang (taoísta).


El monasterio de Shaolin normalmente se ha relacionado con su origen y con todo el Wushu en general, exceptuando las formas internas, pero el estilo de Shaolín es sólo uno de los muchísimos que forman este arte marcial.


La escuela de Wudang es famosa por ser el origen del Taichi y los estilos internos, pero en realidad el Wushu taoísta tiene una importante contribución a los estilos externos siendo el origen de muchas formas y movimientos de combate, así como el Wushu budista también posee estilos internos propios.


En el siglo XVI se distinguieron por primera vez los estilos internos y externos dentro de las artes marciales chinas (Villamón-Herrera 2003).


DIFERENCIA ESTILOS EXTERNOS E INTERNOS DE WUSHU:


Los estilos externos:


Se caracterizan por movimientos rápidos, fuertes y dinámicos. Utilizan una gran fuerza física y movimientos veloces. En el entrenamiento se incluyen ejercicios de acondicionamiento físico y actividades específicas de combate. Se ejercita la flexibilidad, la resistencia, la pliometría, el desarrollo de la coordinación mano-ojo con y sin armas, el entrenamiento en fuerza y resistencia de los miembros inferiores, la insensibilización del cuerpo, rotura de objetos, entrenamiento de saltos y técnicas aéreas. Las técnicas más específicas de entrenamiento de este deporte promueven la visión espacial, coreografías predefinidas en patrón y técnicas de mano vacía y/o con armas que se pueden entrenar solo, en pareja o con múltiples asaltantes (Martinez 2009).


Desde el punto de vista fisiológico, estos estilos externos son ejercicios aeróbicos de moderada o alta intensidad dependiendo de la disciplina, con un consumo de oxígeno que se reduce a medida que el practicante va ganando experiencia. El entrenamiento en estos estilos externos está asociado con un gran desarrollo de la fuerza y de la densidad ósea, bajos niveles de grasa corporal y disminución de la respuesta de estrés agudo al estímulo mental y físico.


Hay pocos estudios sobre los estilos externos, aunque sí que hay mucha literatura referida a los estilos internos y, sobre todo, en relación a los beneficios para la salud (Terry 2006).


Los estilos internos:


Se realizan con movimientos lentos y relajados, se da mucha importancia a la coordinación de la respiración y el movimiento. Dependen menos de la masa muscular y la fuerza bruta y más de unas técnicas de generación de energía que se dominan con el paso de los años. Se consideran mayormente defensivos y utilizan agarres, proyecciones y golpes a los puntos vulnerables del cuerpo. Se intenta desviar el ataque del oponente y aprovechar su desequilibrio absorbiendo el impacto y, además, como elemento muy importante, se practica el cultivo del Qi o energía interior. Se necesitan muchos años de perfeccionamiento para alcanzar la postura adecuada y la estructura corporal óptima, para ello se realizan ejercicios que permiten un buen control de las estructuras anatómicas.


Hay formas de mano vacía o con armas al igual que en los estilos externos; últimamente, se han variado las formas tradicionales para poder incluir estos estilos en competiciones. El combate se limita a una modalidad que se llama “mano que empuja” que permite el contacto entre los oponentes y que los estudiantes pongan en práctica el lado más marcial de los estilos internos (Martínez 2009).


Todas las disciplinas tienen su parte de estilo interno y de estilo externo, cada una en mayor o menor medida (Villamón-Herrera 2003).


En todos los estilos se debe tener en cuenta este precepto: "No sólo se debe practicar para vencer al enemigo (objetivo externo) a costa de la propia salud, se debe cuidar la salud a la vez “derrotándose a uno mismo” (objetivo interno) (Yip 1988).