Periódico: La Vanguardia / Autor del Artículo: Josep Corbella / Fecha: 23/06/2011 23:00 Actualizado a 24/06/2011 07:31
Aunque nació en China como una disciplina marcial hace casi 400 años, la mayoría de personas que lo practican hoy lo hacen por la sensación de bienestar que les aporta. En EE.UU. lo practican 2,8 millones de personas por motivos de salud, según una estimación de la Escuela de Medicina de Harvard. Se ignora el número de practicantes en España.
"Dado que es una actividad de bajo impacto, puede ser especialmente apropiada para personas mayores que no hacen otro tipo de ejercicio", destaca la Clínica Mayo de EE.UU. Otras entidades médicas que recomiendan el taichi incluyen la Fundación Nacional del Parkinson de EE.UU., la Fundación Artritis de Australia o la ONG Diabetes Australia.
Ante los muchos y variados beneficios para la salud que se han atribuido al taichi a lo largo de los años, el médico alemán Edzard Ernst y el coreano Myeon Soo Lee se han preguntado cuáles de estos beneficios están científicamente demostrados.
Para ello, han revisado las investigaciones sobre taichi y salud publicadas en inglés, chino y coreano. Han identificado cientos de estudios, gran parte de ellos publicados en la última década...
La calidad de estos estudios es muy variable. Sólo una minoría se han hecho aplicando la metodología básica para averiguar si el taichi es eficaz ante un problema de salud: se coge un grupo de voluntarios con un problema de salud y hacen taichi; se coge un segundo grupo de voluntarios que tienen el mismo problema de salud pero no hacen taichi (el llamado grupo control); y se mira en cuál de los dos grupos mejora más (o empeora menos).
Esta metodología permite afirmar que el taichi es bueno para prevenir caídas y mejorar el bienestar psicológico en personas mayores. También permite afirmar que no es eficaz para aliviar los síntomas de la artritis reumatoide ni del cáncer (en particular del cáncer de mama, en que mejor se han estudiado sus efectos).
Otros muchos estudios metodológicamente débiles no permiten extraer conclusiones. "La falta de un grupo control y el pequeño tamaño de las muestras [grupos de voluntarios] son fallos comunes de los estudios", escriben Ernst y Lee. Sin grupos control, no es posible saber si la mejoría de los pacientes que practican taichi se debe a este o a cualquier otra causa. Y sin muestras amplias, falta potencia estadística para certificar beneficios para la salud que pueden ser sutiles.
Ernst y Lee abogan por evaluar sus posibles beneficios con el mismo rigor con que se evalúan otros tratamientos médicos.
Con los datos disponibles, concluyen, "recomendamos el taichi para las personas mayores por sus varios beneficios físicos y psicológicos, aunque puede no ser eficaz para el tratamiento de enfermedades inflamatorias y cardiorrespiratorias".
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